Estaba de viaje en Egipto, viendo que los comerciantes tenían la costumbre de subir los precios para iniciar un encarnizado regateo que terminaba en un precio más alto de lo que los locales te decían que era lo justo. Asumí un rol de estar súper empecinado en no ser esquilmado por algún comerciante y en mantener mi acervo cultural del regateo peruano.

Me disponía a comprar unos libros de mesa y otros artículos para llevármelos como suvenires y me puse a comparar precios entre puestos de venta vecinos.

Luego de comparar precios me dirigí al puesto donde yo sabía que iba a comprar más cosas por tener los mejores precios, entonces comienza mi dialogo con el tendero y comienzo a pedirle todo lo que quiero. Dado mi estudio de mercado hecho sabia cuanto me iba a pedir como total. Cuando llego la cifra comienzo a mencionarle que "el articulo tal en el otro puesto cuesta tanto menos...", luego con el otro digo "este otro artículo en el puesto tal cuesta tanto menos..." y así seguí con otros precios.

El tendero con quien ya había tenido la ocasión de conversar el día anterior, tan solo me mira y me dice, "sabes, es solo dinero, dame lo que consideras justo y tienes la mercadería....". Como diríamos en Perú, "¡chúpate esa!", como dirían otros amigos "¡zuácate!".

Fue la lección más grande sobre el dinero que me han dado. Desde ese momento mi apego al dinero no es el mismo, mi nuevo pensamiento es: No se trata de derrochar el dinero, se trata de usarlo para vivir con confort.

O como dice un viejo refrán: "lo que no se va en lágrimas, se va en suspiros"

Vive el aquí y ahora, disfruta tu tiempo, espero haber compartido algo bonito para quien lo lea.

Saludos.

 

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